jueves, 26 de mayo de 2016

Cancer pulmonar





El cáncer de pulmón es el cáncer más frecuente en el varón y la primera causa de muerte por cáncer. Está estrechamente relacionado con el consumo de tabaco (en especial, cigarrillos) y es un cáncer de mal pronóstico 
Tipos de cáncer de pulmón 
Básicamente, el cáncer de pulmón suele ser de uno de cuatro tipos distintos: microcítico (o de células pequeñas), adenocarcinoma, carcinoma epidermoide (o de células escamosas) o carcinoma indiferenciado de células grandes. 
Lo más importante es distinguir entre el carcinoma microcítico y los demás grupos (conocidos en conjunto como "no microcítico" o "no de células pequeñas"). La importancia de esta distinción reside en que los tratamientos son totalmente distintos: 
El cáncer microcítico de pulmón se trata fundamentalmente con quimioterapia asociada en ocasiones a radioterapia torácica y a radioterapia craneal. 
El cáncer no microcítico de pulmón se trata como primera opción, con cirugía. En caso de que no sea posible, el tratamiento se complica porque las posibilidades son muy variadas. 
Hacia dónde se extiende el cáncer de pulmón 
Básicamente, el cáncer de pulmón (de los dos tipos, microcítico y no microcítico) se puede extender a dos localizaciones: a los ganglios linfáticos y a otros órganos (especialmente hueso, cerebro, glándulas suprarrenales, hígado). Para determinar el mejor tratamiento, hay que conocer con la mayor exactitud posible si se ha extendido mucho. 
Pruebas diagnósticas 
Para determinar la extensión del tumor, las pruebas a realizar son: 
* fibrobroncoscopia (mirar dentro de los bronquios con un aparato). Es absolutamente necesaria para ver cómo se extiende el tumor dentro de las vías respiratorias. Además, en la mayoría de las ocasiones, esta prueba es la que da el diagnóstico definitivo, cosa de gran importancia para estar seguros de que se trata de un tumor y para saber qué tipo de cáncer es. 
* TAC (tomografía axial computadorizada o escáner o scanner) del tórax y el abdomen superior. Proporciona información anatómica sobre el tumor y su extensión. 
* TAC o la resonancia cerebrales. La presencia de metástasis cerebrales en el cáncer de pulmón es frecuente, especialmente en el cáncer microcítico, lo que obliga a hacer esta prueba en muchas ocasiones como parte del estudio inicial. 
* tomografía por emisión de positrones (PET). La aparición de esta prueba representa un avance muy significativo en la precisión de los estudios de extensión en el cáncer de pulmón. Es más precisa que la TAC para saber si están afectados los ganglios y en muchas ocasiones detecta metástasis a distancia que no se conocían con el resto de pruebas. En otros casos, indica que algunas lesiones consideradas metástasis con otras pruebas son benignas. Es una prueba relativamente cara y los especialistas están tardando en incorporarla de forma rutinaria. 
* rastreo óseo (para ver si hay extensión a los huesos) 
* Análisis de sangre rutinarios. 
Tratamiento del cáncer de pulmón no microcítico 
La principal opción de tratamiento en el cáncer no microcítico de pulmón es la cirugía. Las razones por las que en muchos casos no puede realizarse pertenecen a dos grupos: 
* El tumor no se puede extirpar por estar muy extendido 
* El paciente no aguantaría la operación. A su vez, las razones por las que un paciente no toleraría una intervención son de dos tipos: escasa reserva pulmonar u otras (enfermedades importantes con alto riesgo quirúrgico). 
Si se descarta la cirugía, las opciones restantes son la radioterapia y la quimioterapia. En casos en que existen metástasis a distancia (enfermedad incurable), la quimioterapia prolonga la supervivencia con buena calidad de vida en pacientes que se encuentran en buen estado general y la radioterapia puede paliar muchos de los síntomas producidos por las metástasis. 
Si no se puede operar, pero la enfermedad está limitada al tórax, hay que valorar las siguientes cosas: la situación general del paciente, la edad, la existencia o ausencia de pérdida de peso, entre otros. 
Si la enfermedad está muy localizada, pero el paciente no se puede operar por algún otro motivo, la radioterapia (con o sin quimioterapia) es una opción que puede resultar curativa en un número significativo de casos 
Si la enfermedad está extendida por el tórax hacia los ganglios del mediastino, las opciones son muy variadas y muy difíciles de resumir: radioterapia, radioterapia y quimioterapia, quimioterapia para intentar que la enfermedad se pueda operar, quimio y radioterapia para intentar la operación después. Muchos de estos tratamientos son muy tóxicos y pueden resultar perjudiciales, especialmente en pacientes que no se encuentran bien, pero en pacientes de buen estado general, estos tratamientos agresivos pueden alcanzar la curación en algunos casos. 
Tratamiento del cáncer de pulmón microcítico 
Básicamente, hay que distinguir dos grupos de pacientes 
1. Los pacientes con enfermedad limitada al tórax 
2. Los pacientes en los que la enfermedad se ha extendido fuera del tórax (enfermedad diseminada) 
En ambos casos, el tratamiento fundamental es la quimioterapia, que puede ser curativa (aunque es más raro en casos de enfermedad diseminada). No obstante, la radioterapia desempeña un papel muy importante en dos sentidos:
* Radioterapia torácica 
* Radioterapia holocraneal profiláctica 
La radioterapia torácica se usa en los casos de enfermedad limitada al tórax (recientemente, algún estudio sugiere que se puede usar también en casos de enfermedad diseminada si la quimioterapia ha hecho desaparecer las metástasis de fuera del tórax). 
La radioterapia holocraneal profiláctica se usa en pacientes en los que el tratamiento ha hecho desaparecer toda la enfermedad y se basa en que la presencia de metástasis cerebrales es tan frecuente que sería más sencillo eliminar unas pocas células malignas asumiendo que están presentes (aunque no se detecten) que esperar a ver si aparecen, en cuyo caso, serían más difíciles de curar. El momento oportuno de la radioterapia holocraneal profiláctica sería una vez terminada la quimioterapia. 
Seguimiento después del tratamiento 
Las pruebas a pedir en el seguimiento de un paciente tratado por cáncer de pulmón son variables de acuerdo, fundamentalmente a la siguiente consideración: si la enfermedad reaparece, ¿será posible tratarla de algún modo? o, de otra manera: ¿es posible que detectando la reaparición (recidiva) de la enfermedad muy pronto el resultado de los tratamientos posibles sea mejor que si se detecta la reaparición cuando está más avanzado? 
No obstante, existen otro dato a tener en cuenta: el paciente y la familia desean conocer cómo van las cosas aunque caso de ir mal no tengan remedio. 
Normalmente, se hacen análisis rutinarios de sangre, radiografía o TAC torácico, y algunas pruebas más de acuerdo con los problemas que se detecten. En caso de dudas, la tomografía por emisión de positrones (PET) puede aclararlas en muchos casos y no es descabellado pensar que se utilice como prueba única de seguimiento

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